La aireación y la influencia de la temperatura
La aireación es siempre sujeto de discusiones peliagudas entre aficionados. Un palomar debe estar aireado al máximo.
Efectivamente, un palomar nunca está demasiado aireado. Pero aireado no quiere decir expuesto a corrientes de aire. Estas
corrientes deben ser eliminadas, ya que representan un peligro latente para nuestras aves.
¿Por qué airear? La temperatura ejerce una influencia muy neta en los organismos vivos. Reaccionamos rápidamente
a las ligeras variaciones de temperatura y lo mismo ocurre en el caso de las aves. Igual que el hombre, la paloma es
hemeoterma, es decir, que puede mantener una temperatura relativamente constante en su organismo, con tal que la temperatura ambiente
se mantenga dentro de ciertos límites. Según esta temperatura ambiente sea elevada o baja, los homeotermos (por tanto,
las aves) tienen la facultad de poder disminuir o aumentar su producción de calor modificando su metabolismo. Pueden
igualmente regular la pérdida de calor y la conservación de éste por mecanismos variados. Por el hecho de que nuestras
aves no poseen glándulas sudorípadas, el enfriamiento por evaporación solo puede realizarse por la aceleración de la respiración,
pero entonces el calor producido por éste esfuerzo compensa en un 40% la pérdida obtenida. En el hombre el enfriamiento
por evaporación se hace por la transpiración, gracias a nuestras glándulas sudoríparas repartidas por una buena
parte de nuestro cuerpo. El calor corporal de nuestras aves puede conservarse o, al contrario puede disiparse al exterior
por la constricción (encogimiento),o por la dilatación de los vasos sanguíneos vecinos a la superficie cutánea (un hombre
que está transpirando enrojece, ya que sus vasos se dilatan para permitir la pérdida de calor). En las aves, la emisión
del calor del cuerpo hacia el exterior está reducida por la existencia de la cobija de plumas aislantes (lo mismo ocurre
con los perros y gatos que solamente transpiran por la nariz, la respiración y las almohadillas plantares). Este aislamiento
es muy eficaz en tiempo frío cuando los sujetos erizan sus plumas, lo que hace aumentar el coeficiente de aislamiento.
Con temperaturas elevadas, sin embargo el plumaje limita gravemente la eficacia del flujo sanguíneo subcutáneo como
medio de sustracción calórica. Las carúnculas, (la cresta y la barbilla en la gallina) son regiones en las que el intercambio
térmico se realiza bien, así como en un grado inferior, en las patas y los dedos. Con temperaturas elevadas, las palomas
separan las alas del cuerpo para desubrir aquellas regiones donde el emplumamiento es menos denso. El sistema hormonal
es activo en la respuesta del ave a las secreciones térmicas. Las secreciones de ciertas hormonas tales como la hormona
tiroidea y las supra reanales, están en realación directa con los mecanismos de reacción a la temperatura ambiente.
La producción de las otras hormonas que regulan el crecimiento y la reproducción, está directamente perturbada, lo que
quiere decir que hay que incluir la temperatura entrelos factores higiénicos. Es evidente que nuestras aves, durante
los mese de invierno, necesitan más calorías alimenticias para el mantenimiento de su temperatura corporal que los sujetos
que viven en un palomar calentado artificialmente. Con temperaturas de 32 a 35 grados la actividad de la tiroides disminuye
y por consiguiente el crecimiento de los pichones disminuye. Si esa temperatura elevada se produce en el momento que
la hembra tiene que poner, habrá muchas posibilidades de observar dificultades en la puesta misma. Habréis podido comprovar
como una paloma disminuye su consumo alimenticio cuando hace calor, sobre todo si su comida es rica en calorías. Si no
fuera así su temperatura interna se elevaría peligrosamente. Al disminuir el consumo de alimentos, la cantidad absorvida
de vitamina A (y otras vitaminas) es menor. Por lo demás, en el caso de una vitamina tan débil como es la vitamina A, la pérdida
de actividad en el curso de almacenamiento puede ser más rápida cuando la temperatura ambiente es más alta. También
es interesante la relación entre la temperatura y el metabolismo de los minerales, principalmente en los efectos
sobre la cáscara del huevo. Aquellos incubados en la buena temporada tienen la cáscara más fina que los producidos durante
la cría de invierno. Por eso, el porcentaje de huevos rotos es normalmente más elevado durante los meses de verano que
durante el invierno. La falta de espesor de la cáscara a temperaturas elevadas, es atribuido a una disminución de la
actividad de la tiroides. Un simple suplemento de vitamina C es suficiente para remediar esa deficiencia. Otro inconveniente
de la falta de aireación es la respiración jadeante. Sabemos ya que el stress debido al calor comienza cuando la tremperatura
ambiente alcanza 26 a 29 grados. Las palomas pierden la facultad de disipar su calor metabólico por los medios directos
de la convección, de la conducción y de la radiación. Comienzan a depender de la evacuación de agua a nivel de su aparato respiratorio.
El cerbro en la regulación térmica El cerebro es el principal responsable de la regulación térmica en
nuestras aves, aunque la respuesta respiratoria dependa del aumento de la temperatura del cuerpo considerado como un
todo. De esta manera, si aumentamos experimentalmente la temperatura del cerebro en 3 grados con relación a la temperatura
normal del organismo, la respiración jadeante no aparecerá. Inversamente, una temperatura corporal anormalmente alta
no puede poner en funcionamiento la respiración jadeante mientras la temperatura del cerebro no se haya apartado
de la norma. Esto demuestra que la respuesta en todo esto depende de las señales que provienen de los receptores
torácicos que están conectados al cerebro por los nervios vagos. La finalidad de la respiración jadeante es doble. Como
todo tipo de respiración, suministra a los sujetos una cantidad suficiente de oxígeno para el metabolismo y disipa el exeso
de gas carbónico, en segundo lugar, extrae la suficiente cantidad de calor, por evaporación de agua, que evita una elevación
peligrosa de la temperatura central. El tipo de repiración más provechosa para nuestras palomas es la respiración rápida
y poco profunda. Una paloma de 450 gramos puede tener una respiración rápida de 600 movimientos por minuto. No hay que
conciderar como anormal el ver vuestras palomas "cloquear" encima del tejado inmediatamente después del vuelo,
durante la buena temporada. Es el resultado, bien de un esfuerzo demasiado violento con falta de entrenamiento, bien
de una temperatura exterior demasiado elevada. No obstante, si se trata de uno o varios sujetos que repiten esos cloqueos
diariamente, siempre será bueno hacerles un exámen con el fin de verificar el estado de la garganta (tricomoniasis)
y de los pulmones, ya que las afecciones del aparato respiratorio pueden, en ciertos casos, exteriorizar los mismos
síntomas.
Extraido del libro "Guía médica y práctica del colombífilo", del doctor en medicina veterinaria Guy Brasseur.
Con el mayor respeto colombofilo: Carlos Alfredo Bachi Acosta .
Montevideo - Uruguay .
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